martes, 7 de septiembre de 2010

10/52 - Jackie Bouthillier



En el mismo lugar donde el agua y la tierra se confunden en un largo hilo de plata, existe el misterio de tu mirada sobre el mundo. Más que las palabras, el largo silencio de tu imagen es un espejo donde cada paso parece guiarnos hacia la serenidad.

Mirada de Jackie Bouthillier (fotógrafa) sobre una fotografía de Pedro Tzontémoc.

fotografía 10

Los héroes que nos dan patria
Suchitlán, Colima. México / 1993
Septiembre; mes de la patria. Millones sacan al país que llevan dentro, lo suficientemente dentro como para dejarlo salir únicamente en esta fecha o en el extranjero, una falsa identidad se asoma adornada de gastados estereotipos. Otros, los menos, no necesitas expresarlo así para saberse mexicanos.
Todo listo para el festejo. Tensa calma, el pueblo en espera activa, animada y los fuegos artificiales retienen su potencial en pasiva espera. Juego de tensiones que tocan su límite cuando aparece la bandera en el balcón central del edificio de gobierno. Tres colores abren el paréntesis en el que hombres de otros tiempos, ahora héroes, serán recordados; tres colores rasgan el aire para dar paso a la proclama independiente, al grito libertario.
Vivan los héroes que nos dieron patria y libertad. Vivan José, María, Morelos y Pavón. Viva México.
En un fragmento de segundo cuatro héroes en uno, un héroe multiplicado por cuatro; heroica tetranidad que origina una patria alterna, real o imaginaria, para vivirla a voluntad.
Se cierra el paréntesis.

fotografía 9

La muerte en blanco y negro
Barcelona, España / 1995
Cientos de palomas han tomado la plaza en la que me refugio, sin lograrlo, de mis propios pensamientos. Un cielo pesado y gris cubre la ciudad entera, las palomas participan de esta monocromía y, en el mismo tono, matizan el aire con la gama de sus plumas que va del blanco al negro puros.
Un viejo de pelo gris se abren paso entre la parvada. No le es fácil; rezonga, protesta y reniega hasta de Dios al que hace responsable de tanto animal. Sus reproches se materializan poco a poco hasta que encuentran salida por la punta de su bastón al que blandea con furia hasta que da en el blanco.
Una joven de piel casi transparente, originaria de un país de esos que después de destruir el mundo lavan su culpa imponiendo el fanatismo ecológico a todos los demás, observa, se indigna y rescata a la paloma herida. Al confirmar que nada se puede hacer para preservar la vida, en un acto de compasión, le arranca la cabeza de un tajo.
En un fragmento de segundo la sangre, inusitadamente roja, rompe el espacio monocromático aún y cuando se torna negra casi de inmediato.
Un tercer personaje, ajeno hasta el momento, increpa a la joven el acto salvaje mientras ella llora.

fotografía 8

Palabras invisibles
Edzná, México / 1991
Muchas han sido las veces que el viento me ha dejado ver su voz, pero nunca de manera tan evidente como en Edzná. Quizá sea porque ahí la corriente no tiene obstáculos en la vasta planicie que se extiende más allá de la zona arqueológica y abarca toda una península o quizá porque la hierba, acostumbrada al llamado de Kukulkan, sabe de los movimientos ondulantes de la serpiente o, más probablemente aún, porque la geometría estelar de las pirámides interviene.
Un suspiro, apenas perceptible, anuncia la presencia inminente del viento en el anguloso umbral de roca prehispánica. De inmediato toma la plaza, la posee y finas espigas del verde se trenzan con lo intangible que retoza en la maleza para hacerse visible. La hierba cede y resiste; afloja, sucumbe y se rehúsa y la danza apenas comienza. En un fragmento de segundo la matemática perfecta del viento despierta al ojo y lo hipnotiza.
Y así, el aire me regresa las palabras que alguna vez, sin motivo, se lanzaron al viento en espera de respuestas.

fotografía 7

Señales a la intemperie
Monte Sinaí, Egipto / 1997
Un viaje es más que la llegada y sin embargo llegar al monte Sinaí, aún y cuando es tan sólo una escala en el camino, es un viaje en sí mismo.
El sol desciende por la invisible escalera de la curvatura celeste, el ardor del desierto se debilita y concede así el ascenso a la montaña. Pronto el calor mostrará la otra cara de su dualidad y el frío quemará la piel y, en la otra dualidad, la que acompaña a cada caminata, la que se balancea entre la soledad y la congregación avanza hasta pisar el primer escalón de los muchos que elevan la otra escalera, la de las siete puertas que, más tangible y terrena, hiere la roca para abrir paso hacia la cima.
En lo alto, el cielo aspira la mirada que se pierde en el basto conjunto infinito de universos finitos. Nada la detiene, nada en el planeta, hasta que el origen de la seducción la congela y en un fragmento de segundo un arco de luz, el cometa Hale-Bopp, enciende al firmamento.
Al amanecer la dimensión del desierto se muestra completa en otro universo de valles y montañas. Todo el espectro lumínico, del azul profundo al rojo intenso, se apodera dócilmente del paisaje.

fotografía 6

Punto de intersección
Cap de Creus, España / 1995
La costa brava, un mar petrificado y erguido que copula con las húmedas profundidades del mar mediterráneo, que avanza y se retrae al ritmo sensual de la topografía. Me desplazo de lo sólido a lo líquido hasta detenerme al borde del precipicio, cada paso es un combate entre el miedo a las alturas y el deseo por llegar al extremo oriental de la España continental.
Ahí, donde la tierra penetra con mayor osadía, un faro se alza penetrando al cielo; eje vertical que contrasta con el límite apenas curvo del horizonte. Punto de intersección en el que la mirada traza el eje faltante para establecer la tercera dimensión y fijar una posición en este espacio en el que las transparencias del mar y del cielo se confunden.
Competencia de vectores que trazan líneas imaginarias en tres planos donde convergen también los tres estados de la materia; fusión de elementos que en un fragmento de segundo expone soledades.